Servicio Postal Mexicano
El Servicio Postal Mexicano ha lanzado una nueva estampilla con la imagen de López Obrador, para conmemorar los logros durante su gestión como jefe de gobierno del Distrito Federal.
Sin embargo, en el uso diario se ha detectado que las estampillas no se pegan bien a los sobres y terminan por desprenderse, lo cual ha enfurecido al ex-jefe de gobierno quien exigió una inmediata y exhaustiva investigación.
Tras un mes de pruebas y encuestas, la comisión especial del gobierno capitalino dio a conocer el resultado de su investigación:
La gente escupe en el lado equivocado de la estampilla.
AMLO en el infierno
Se encuentran Andrés Manuel, Bush y la reina de Inglaterra en el infierno. Bush le contaba a la reina que había un teléfono en el infierno y que iba a pedirle autorización al Diablo para llamar a EU. El Diablo le concedió la llamada y habló dos minutos. Al colgar, el Diablo le cobró 3 millones de dólares, Bush pagó. La reina Isabel II hizo lo mismo y llamó a Londres durante cinco minutos. El diablo le pasó la cuenta por 10 millones de dólares. Le tocó el turno a López Obrador y llamó al DF para ver cómo andaba la capital y el país sin sus conferencias de prensa. El tabasqueño habló tres horas. Cuando colgó, el Diablo le dijo que eran 35 centavos. Andrés Manuel se quedó atónito pues había visto el costo de las llamadas de sus colegas y le preguntó al Diablo si se trataba de un precio especial en reconocimiento a su honestidad valiente. El Diablo le dijo, enojado: "Mira, cabrón. Tienes el DF hecho un infierno. Y de infierno a infierno, la llamada es local".
Fábula del niño, el Peje y el río
Mientras "El peje" López Obrador recorría la zonas afectadas por el huracán en Chiapas, comenzó a llover y volvieron los ríos a aumentar el cauce. En eso López Obrador se tropieza y cae a las aguas turbulentas, con la suerte de que un niño de 13 años lo salva, y el "Salvador de México" se vuelve el "salvado".
Cuando López Obrador se ve por fin a salvo, le dice al niño:
- Hijo, me "jalvaste" la vida... pídeme lo que quieras.
- Señor candiato, solo quiero que mi ataúd sea transportado en una carreta tirada por caballos.
- Pero hijo, "estaj" muy joven, pídeme otra cosa.
- Bueno, quiero que sobre mi ataúd pongan la bandera de México y el Escudo del Estado de Chiapas y que la guardia de honor al final la doble y se la entregue a mi mamá.
- Pero ¿qué es "ejo" criatura? "vamoj" pídeme otra cosa.
- Bueno señor candidato que la guardia de honor dispare sus cañones en mi entierro.
- Mira hijo, ya "bajta", ¿cómo es "ejo" que te "vaj" a morir tan joven?.
- Bueno señor candidato, es que cuando les cuente a mis padres que yo lo salvé, me van a matar a chingadazos...
En Inglich: A Mexican and an American were talking about the celebrities of their respective countries.
The American said: We have George Bush, Stevie Wonder, Bob Hope and Johnny Cash.
And the Mexican said: We have López Obrador, no wonder, no hope and no cash !!!
Periquillo Antipeje
Una viejecita vivía sola con un loro antiobradorista, que se pasaba todo el día gritando:
¡¡¡Que caiga El Peje!!!.. ¡¡¡Que caiga el tirano.
Un día, algunos "compañeros Perredistas" que vivían en el mismo barrio fueron a hacerle un reclamo a la viejita para que callara al loro. Esta, preocupada habló con el loro:
- Lorito, mijo, cállate el piquito, deja de meterte con el presidente "López" nos van a encarcelar a los dos, cállate el pico.
Pero el loro seguía: - ¡¡¡Que caiga El Peje!!!.. ¡¡¡Que caiga el tirano!!!.
La viejita fue a hablar con el cura del barrio para explicarle la situación, a ver si podía ayudarla, y el cura le dijo:
- A ver, hija, lo que podemos hacer es que Ud. me lo traiga y lo metemos en la misma jaula donde tengo a un lorito muy católico que sabe decir Misa, reza el Santo Rosario y muchas otras oraciones, para ver si así se le olvida el asunto y aprende a rezar. !
Así fue...
Al cabo de 15 días, la viejita va de nuevo a visitar al cura para ver los resultados, y le pregunta:
- ¿Padre, qué pasó con el lorito?.
Entonces el cura la mira con suma preocupación y le dice:
- Yo creo que la cosa se puso peor, hija mía, porque cuando tu loro dice:
"¡¡¡Que caiga "El Peje"!!!.. ¡¡¡Que caiga el tirano!!!, el mío responde: "te lo pedimos Señor"...
Profesión vergonzosa
Cierto Día una maestra de cuarto de primaria le preguntó a sus alumnos a que se dedicaban sus papás.
Todas fueron las típicas respuestas; bombero, mecánico, vendedor, abogado, doctor etc.
Increíblemente pepito se quedó sentado sin pronunciar palabra, cuando la maestra le pregunta a él acerca de su padre tímidamente responde," Mi papá es bailarín exótico en un antro gay y se quita la ropa delante de los otros hombres y le ponen dinero en su calzón, algunas veces cuando la oferta es buena, se va con los clientes a sus casas a hacer el amor por dinero.
La maestra al oír esto quedo sorprendida, rápidamente les dio tarea a los otros niños para que se entretuvieran mientras se sienta con pepito en un rincón y le pregunta.
"Pepito es cierto lo que me dijiste acerca de tu papá"?
No maestra, dice pepito, El trabaja en la política y esta ayudando en la campaña de Andrés Manuel, pero me dio vergüenza decirlo enfrente de todos.
¡¿Se acabó el "Primero los huevones"?! Lorenzo Meyer
Expresiones como "Se acabó el 'Primero los huevones'" hacen que el
sarcasmo pueda tomarse como el resumen y la explicación de la
naturaleza real de la gran división de México.
El corazón de la disputa
De acuerdo a la crónica de Diego Osorno sobre lo ocurrido en la sede
del Partido Acción Nacional el 6 de julio, una anónima diputada de ese
partido sintetizó así el significado real del resultado del conteo de
las actas electorales que puso a Felipe Calderón por delante de Andrés
Manuel López Obrador por sólo un 0.58 por ciento: "Se acabó el
'Primero los huevones'. Ahora vamos a darles un empleo y ponerlos a
trabajar". La diputada respondía así, con sorna, al eslogan que había
quitado el sueño a las clases dominantes de México y que fue el
corazón de la campaña de su adversario: "Primero los pobres" (Milenio
Diario, 7 de julio).
La anónima diputada (¿qué diputado mexicano, finalmente, no es
anónimo?), arropada por los suyos en ese momento de euforia, dijo lo
que bien pudiera ser un resumen de la posición y del sentimiento de
superioridad moral de quienes conforman la derecha mexicana:
ignorancia o renuencia a reconocer la naturaleza del problema social
mexicano más insensibilidad y dureza hacia aquellos que ya consideran,
una vez más, los vencidos. Sin duda hay excepciones a esta
generalización, pero la posición de la derecha no la moldean las
excepciones.
Contraargumentos
La afirmación de la diputada panista significa, en primer lugar, que
los pobres son naturalmente reacios a trabajar (de aquí en adelante se
usará este término u otros similares en vez del empleado por la
legisladora: "huevones"). Y el argumento implícito es claro: la causa
de la pobreza es el gusto de los pobres por la holganza. Por tanto, si
los panistas y sus simpatizantes se concentran en las zonas de los
ingresos medios y altos -y así lo confirman los datos de las encuestas
de salida tras la última jornada electoral (Reforma, 3 de julio)-,
tales ingresos están económica y moralmente justificados por ser
precisamente ellos, los sectores medios y altos, el mejor ejemplo de
"la cultura del esfuerzo"; nadie tiene derecho a suponer que los
intereses de una masa de indolentes pueda estar por encima de los de
ellos, los realmente productivos.
Argumentar en contra de semejantes supuestos se puede hacer desde
múltiples y diferentes ángulos, pero no es este el lugar para intentar
una lección sobre la naturaleza del mercado, del trabajo y de sus
remuneraciones en una sociedad capitalista. Basta señalar que los
múltiples estudios sobre la historia del trabajo en México -como la
del resto del mundo-, y que evidentemente nunca han sido consultadas
(o comprendidas) por la diputada panista, muestran cómo, por ejemplo,
en el siglo XIX, los obreros urbanos, entre los que se encontraban
niños y mujeres, trabajaban de 12 a 15 horas diarias y nunca ritmo tan
inhumano les permitió superar su pobreza abismal. Hoy, nadie podría
negar lo agotador y brutal de la tarea de los rarámuri en Chihuahua,
pero ese enorme esfuerzo por arrancar la subsistencia a las zonas
inhóspitas a donde ha sido relegada esa etnia (esfuerzo muy superior
al de cualquier diputado) no impide que, en conjunto, los rarámuri
sean hoy pobres entre los pobres mexicanos. En los últimos 100 años,
son los más humildes los que han emigrado en mayor número a Estados
Unidos y han sido absorbidos con avidez por la economía norteamericana
justamente porque tienen una notable voluntad de trabajar duro y bien
si las condiciones lo aconsejan.
En contraste, la mayoría de los ricos en México lo son porque no
nacieron pobres. Muchos heredaron o consiguieron vía matrimonio su
capital inicial, contaron con una educación formal e informal adecuada
y con conexiones familiares o sociales que les ayudaron. Y, sin lugar
a dudas, casi todas las grandes fortunas mexicanas tienen en su origen
conexiones políticas. En varios casos son las ligas con el poder
-información privilegiada, contratos, concesiones, venta de empresas
paraestatales-, lo que explica, al menos en parte, la existencia de
las fortunas notables.
En este siglo XXI cualquier persona cultivada y no atada a prejuicios
clasistas, sabe que la causa principal de la pobreza no es el gusto
por el ocio -indolentes los hay en todas las clases sociales- pues los
desamparados son quienes menos pueden darse el lujo de negarse a
laborar. La causa principal de la pobreza es la desigualdad, las
desventajas iniciales y falta de oportunidades que ésta genera. Si el
grupo al que la diputada panista pertenece no atina a comprender lo
anterior, entonces estamos frente a un caso irremediable de inopia
mental y moral.
El origen histórico de la idea
Tras la conquista, el dominio español y la introducción de su peculiar
capitalismo, surgieron crisis periódicas en la agricultura colonial
que echaron de sus comunidades a multitudes indígenas que migraron a
pueblos y ciudades donde combinaron trabajos eventuales con la
mendicidad y el robo. Estas "clases peligrosas" fueron objeto de
desprecio, ínfimas ayudas y mucho control policiaco.
En el México colonial, a lo largo del siglo XIX y hasta los inicios
del siglo XX, las buenas conciencias que poblaron los cuerpos
legislativos y los gobiernos locales -los antecesores de la diputada
panista- pretendieron resolver parcialmente el problema de los pobres
con leyes contra "vagos", "mendigos", "viciosos", "mal vivientes" y
"amancebados". Así, las víctimas de la destrucción del orden original
y del gran despojo posterior se vieron en un callejón sin salida: los
culpables de su "ocio" eran ellos mismos y, por eso, las clases
dominantes les aplicaron leyes que no remediaron su situación pero en
cambio sirvieron para enrolarlos, a partir de los 16 años, en el
Ejército, o enviarlos a casas de corrección, a obrajes, a haciendas de
labor, fábricas, talleres o proyectos de colonización. Corregir a los
vagos -entre los que se incluía no sólo a los sin trabajo sino a los
que iban de pueblo en pueblo con instrumentos musicales, animales
adiestrados o juegos de suerte o azar, o bien, en los 1920 en Chiapas,
a los curas "que ejerzan sin autorización legal"- por la vía del
castigo fue la excusa de las clases dirigentes para calmar su
conciencia y no asumir responsabilidades. Sólo excepciones, como
Francisco Zarco, sostuvieron que la "vagancia" no era un problema del
carácter del individuo sino del orden social imperante (véase a Romana
Falcón, México descalzo, 2002).
El viejo espíritu sigue vivo
La diputada panista a la que no le gusta el "Primero los pobres" ya no
dispone, como sus antecesores, de instrumentos legales para hacer que
los actuales "vagos" vayan a parar, por ley, a sitios donde, en vez de
ayudas les espere el trabajo. Sin embargo, y según ella, con el
triunfo de la plataforma de su partido, "vamos a darles un empleo y
ponerlos a trabajar". En primer lugar, el "vamos a ponerlos" es sólo
una fantasía de su grupo, pues hoy al ciudadano mexicano nadie "lo
pone" a trabajar; el trabajo forzado ya es historia y está por verse
si un gobierno panista es capaz de generar empleos.
El PAN ha estado en el poder desde el 2001 y desde el inicio del
sexenio prometió hacer crecer al PIB al 7 por ciento anual y crear al
menos 1 millón de empleos en cada uno de esos seis años, pero
finalmente no lo cumplió. Según las cifras oficiales, del 2001 al 2005
el crecimiento anual del PIB fue de apenas 1.9 por ciento y el per
cápita de un magro 1 por ciento. El empleo en la manufactura disminuyó
en 15.9 por ciento y los nuevos asegurados en el IMSS -un índice de
creación de empleo formal- fueron, en promedio, apenas 300 mil al año.
Todo un fracaso, compensado por empleos informales y la migración a
Estados Unidos.
Sal sobre la herida
Hoy, la atmósfera política está cargada en extremo; el enojo y
frustración de los votantes de izquierda está a flor de piel, tanto
por la pérdida de la gran oportunidad de cambio por apenas el 0.58 por
ciento de los votos como por la forma como la derecha condujo su
campaña contra el "Primero los pobres": intento de desafuero de AMLO,
propaganda negativa basada en el miedo, activismo partidista
desenfrenado del Presidente, uso de los programas sociales (44 por
ciento de los beneficiados por el Seguro Popular votaron por el PAN y
sólo 26 por ciento por el PRD), la intervención directa del Consejo
Coordinador Empresarial a favor de Felipe Calderón, etcétera. En esas
condiciones lo menos indicado es un discurso que refleje los
prejuicios peores de la derecha, que son sal sobre la herida.
Expresiones como "Se acabó el 'Primero los huevones'" ponen en duda el
supuesto propósito de reconciliación del panismo con los votantes de
izquierda y sí, en cambio, hacen que el sarcasmo se tome como el
resumen y la explicación de la naturaleza real de la gran división
histórica de México, que hoy pareciera que se nos vuelve a venir
encima.
Tomado del Diario REFORMA